El Pais, Espana
December 14, 2004
El tabu de la matanza de armenios
J. C. SANZ
Madrid
Mucho mas que la invocacion del conflicto sobre la identidad nacional
de los kurdos -mas de 15 millones de personas que el aparato
kemalista siempre ha calificado con desden como los "turcos de las
montanas"-, la menor alusion al genocidio armenio saca a la luz el
peor tabu, la secreta mala conciencia de la moderna Turquia. "Nuestra
posicion es bien conocida. No reconocemos ningun supuesto genocidio
ni nunca lo reconoceremos", zanjo ayer la cuestion un portavoz del
Ministerio de Exteriores en Ankara.
La verdad oficial en Turquia es que no existieron las matanzas de
cientos de miles de cristianos ordenadas por el sultan Abul Hamid II
a finales del siglo XIX, ni mucho menos que el regimen
ultranacionalista de los Jovenes Turcos desencadenara a partir de
1915 una solucion final para exterminar a 1,5 millones de armenios.
Los historiadores turcos sostienen que solo hubo enfrentamientos
entre tropas turcas y grupos cristianos aliados con el enemigo en la
I Guerra Mundial, y que la muerte de unos millares de deportados
armenios en los desiertos sirios no se debio a un programa deliberado
para la eliminacion de un grupo etnico.
Por eso cuando Francia, donde la comunidad de origen armenio tiene
unos 300.000 miembros, dio hace tres anos fuerza de ley a la
existencia del genocidio armenio, el Gobierno de Ankara no vacilo en
retirar a su embajador en Paris.
Una activa diaspora armenia, que ha dado artistas como el cantante
frances Charles Aznavour o cineastas como el estadounidense Elia
Kazan o el canadiense Atom Egoyan, se ha encargado mantener viva la
memoria del genocidio, por lo demas incuestionado por los
historiadores occidentales.
Pero lo cierto es que la armonica convivencia de siglos -la mayoria
musulmana integro a cristianos armenios y griegos o judios sefardies
en Estambul y las ciudades de la costa mediterranea- paso
definitivamente a la historia con el nuevo Estado fundado en 1923 por
Mustafa Kemal, Atatuerk, a la caida del Imperio Otomano.
December 14, 2004
El tabu de la matanza de armenios
J. C. SANZ
Madrid
Mucho mas que la invocacion del conflicto sobre la identidad nacional
de los kurdos -mas de 15 millones de personas que el aparato
kemalista siempre ha calificado con desden como los "turcos de las
montanas"-, la menor alusion al genocidio armenio saca a la luz el
peor tabu, la secreta mala conciencia de la moderna Turquia. "Nuestra
posicion es bien conocida. No reconocemos ningun supuesto genocidio
ni nunca lo reconoceremos", zanjo ayer la cuestion un portavoz del
Ministerio de Exteriores en Ankara.
La verdad oficial en Turquia es que no existieron las matanzas de
cientos de miles de cristianos ordenadas por el sultan Abul Hamid II
a finales del siglo XIX, ni mucho menos que el regimen
ultranacionalista de los Jovenes Turcos desencadenara a partir de
1915 una solucion final para exterminar a 1,5 millones de armenios.
Los historiadores turcos sostienen que solo hubo enfrentamientos
entre tropas turcas y grupos cristianos aliados con el enemigo en la
I Guerra Mundial, y que la muerte de unos millares de deportados
armenios en los desiertos sirios no se debio a un programa deliberado
para la eliminacion de un grupo etnico.
Por eso cuando Francia, donde la comunidad de origen armenio tiene
unos 300.000 miembros, dio hace tres anos fuerza de ley a la
existencia del genocidio armenio, el Gobierno de Ankara no vacilo en
retirar a su embajador en Paris.
Una activa diaspora armenia, que ha dado artistas como el cantante
frances Charles Aznavour o cineastas como el estadounidense Elia
Kazan o el canadiense Atom Egoyan, se ha encargado mantener viva la
memoria del genocidio, por lo demas incuestionado por los
historiadores occidentales.
Pero lo cierto es que la armonica convivencia de siglos -la mayoria
musulmana integro a cristianos armenios y griegos o judios sefardies
en Estambul y las ciudades de la costa mediterranea- paso
definitivamente a la historia con el nuevo Estado fundado en 1923 por
Mustafa Kemal, Atatuerk, a la caida del Imperio Otomano.