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`A mi abuela le robaron el alma'

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  • `A mi abuela le robaron el alma'

    La Voz del Interior, Argentina
    27 mayo 2012

    `A mi abuela le robaron el alma'

    Entrevista a Suzanne Khardalian Periodista, escritora y cineasta.

    27/05/2012 00:03 | Rosana Guerra (Especial)

    -¿Qué fue lo que la movilizó a realizar el documental `Los Tatuajes de
    mi abuela' sobre miles de mujeres armenias que sobrevivieron al
    Genocidio Armenio a comienzos del siglo 20?

    -Uno de los temas que siempre ha estado en mis películas es el
    genocidio porque ha sido unos de los temas más importantes del siglo
    20 y también porque es parte de mi historia personal, de mi herencia.
    Soy descendiente de armenios y tengo una obsesión con ese tema.
    Prácticamente todos los días leo algo sobre el Genocidio. Antes de
    este documental no había tratado el tema de género relacionado con esa
    tragedia. Una vez me encontré con algunas de las mujeres que habían
    sido víctimas del exterminio en Ruanda, en una conferencia en
    Estocolmo. Entonces pensé en la masacre armenia y me di cuenta de que
    había muy poco escrito sobre las mujeres en esa situación. Y sentí que
    tenía que hacer algo.

    -¿Por qué cree que en la historia no hay detalles pormenorizados sobre
    lo que les ocurrió a las mujeres durante el Genocidio?

    -Y... porque a la historia la escriben los hombres y a los genocidios
    también lo hacen los hombres. Y en sus escritos no hay lugar para la
    perspectiva de las mujeres. Si se busca en los registros es muy
    difícil encontrar algo específico sobre lo que les ocurrió a las
    mujeres armenias. Pero esto pasa no solamente en el genocidio armenio,
    sino también en el de Ruanda y en el Holocausto. Recién ahora se
    conoce sobre la violencia sexual que se ejerció contra ellas.

    -¿Por qué tuvo más difusión a nivel mundial el Holocausto y tan poca
    al Genocidio Armenio que se mantuvo oculto por más de 50 años?

    -Por las condiciones históricas. En la Primera Guerra Mundial los
    turcos terminaron victoriosos; pero Alemania perdió la Segunda Guerra
    Mundial y se obligó a nivel internacional a este país a que aceptara
    el Holocausto como un genocidio y no como una guerra. Alemania tardó
    bastante en reconocerlo. En eso tuvieron una postura similar a la
    asumida por Turquía cuando decían que ellos también sufrieron
    pérdidas, que ellos no eran los responsables. Es la estrategia de
    negación. Lo que enoja a Turquía es la criminalización de los actos
    turcos, ellos no pueden reconocer que hubo genocidio porque van a ser
    castigados por la Justicia.

    -¿Cuándo se enteró de que su abuela había sido víctima del Genocidio?

    -Cuando tenía 16 años en la escuela un profesor nos habló del
    Genocidio y de las deportaciones, pero nunca pensé que lo tenía tan
    cerca de mis narices. Hasta esta edad nunca se habló este tema en mi
    familia. Desde chica veía los tatuajes de mi abuela y los odiaba.
    Usaba guantes para ocultarlos. A mí me parecía ridículo que los
    llevara, pero no entendía porqué lo hacía. Con el transcurrir de los
    años yo misma había borrado de mi memoria los tatuajes de ella. Mi
    abuela había elegido no recordar ciertas cosas de su pasado. Los
    tatuajes decían tanto sobre una mujer armenia... Decían que había sido
    secuestrada, maltratada, violada y, en muchos casos, obligada a
    ejercer la prostitución. También estas mujeres habían tenido que
    cambiar su religión y hasta su propio nombre. Pero tanto mi familia
    como otras trataban de ocultar estas marcas en sus mujeres. Siempre
    fue un tema tabú en la cultura armenia.

    -¿Alguna vez se animó a preguntarle por qué tenía esos tatuajes en sus
    manos y en su cara?

    -No, con ella no teníamos una relación afectuosa. Mi abuela ponía una
    distancia enorme con todas nosotras. Somos cinco hermanas y yo soy la
    mayor y mi abuela nunca nos dio un beso, un abrazo, nunca nos tocó;
    era muy fría con nosotras. Ella no hablaba casi nada, estaba siempre
    triste, como en otro mundo. Yo no la quería. Y eso que vivíamos en el
    mismo edificio y la veía todos los días. Vivíamos en Beirut, en El
    Líbano.

    -¿Y su mamá hablaba con ustedes sobre este tema?

    -Al principio no quería hablar sobre nada de eso. Además, ella
    consideraba que no teníamos necesidad de contar nuestra historia
    familiar a otras personas. Se escapaba del tema, nunca quería hablar.
    Pero con el paso de los años se animó a contarnos todo lo que pasó, al
    igual que mi tía abuela.

    -¿Por qué cree que la mayor parte de las mujeres armenias que fueron
    violentadas prefirieron callar y olvidar lo que pasó en vez de hablar
    sobre ello?

    -Porque muchas de ellas que, fueron violadas y ultrajadas, se sienten
    culpables y avergonzadas por lo que les pasó. Aunque son víctimas de
    las atrocidades, de alguna manera se sienten responsables de lo que
    les ocurrió. De hecho, algunas intentaron volver a insertarse en la
    sociedad armenia pero muchos de los integrantes de su propio pueblo
    las rechazaron. Las consideraban traidoras porque estuvieron durmiendo
    con el enemigo. Ellos decían que si querían regresar tenían que
    purificarse, limpiarse las manchas. Muchas de estas mujeres tuvieron
    que volver con sus raptores porque fueron rechazadas por sus propias
    familias.

    -¿Cuál cree que es el significado profundo de tatuar deliberadamente a
    una mujer?

    -Las tribus turcas, kurdas y árabes son las que hacían los tatuajes a
    las mujeres, niñas y jóvenes adolescentes entre 6 y 16 años. Cuando
    las secuestraban las tatuaban para identificarlas como parte de alguna
    de estas tribus, porque existía la costumbre de robar mujeres entre
    las mismas tribus. Era fácil secuestrarlas antes porque eran
    consideradas como un objeto que valía dinero y que servían para
    satisfacer distintas necesidades. Para cada tribu había tatuajes
    específicos y para ellos estos dibujos eran muy bonitos. Pero los
    tatuajes no son parte de la tradición armenia. No es algo lindo para
    nosotros. Para mí, cuando era niña, eran señales feas y por cierto
    estigmatizantes.

    -¿Cree que si su abuela hubiera tenido la posibilidad de sacarse los
    tatuajes lo habría hecho?

    -Sí, totalmente. Uno de los trabajos comunes de los cirujanos armenios
    era reconstruir la virginidad de las mujeres secuestradas durante el
    Genocidio. El primer cirujano estético que trabajó en Estados Unidos
    fue armenio y una de sus primeras operaciones la hizo con una mujer
    armenia que estaba desesperada por sacarse los tatuajes. Muchas
    intentaron hacerlo por sus propios medios. Tengo fotos de algunas que
    están marcadas con ácidos después que trataron de borrar los tatuajes
    de sus rostros y manos.

    -Para usted las mujeres fueron víctimas del Genocidio pero también las
    considera heroínas.

    -Sí, ellas son heroínas. Los armenios hablan sobre los héroes del
    Genocidio pero nadie habla de las mujeres, nadie habla de cómo fueron
    deshumanizadas. Las que sobrevivieron aunque fueron tatuadas,
    secuestradas dieron luz a hijos de los violadores, eligieron la vida.
    Quiero que cuando se hable de estas mujeres se las recuerde no como
    mujeres que fueron violadas sino como verdaderos héroes. ¿Quién dio a
    luz a todos los armenios que viven en el mundo hoy? Somos los hijos de
    estas mujeres, sólo tenemos que aceptarlo y estar orgullosos de ello.
    Y también muchos turcos se están dando cuenta que muchas de sus
    abuelas son armenias.

    -¿Filmar este documental de alguna manera significa para usted una
    forma de aliviar el dolor de su familia?

    -Espero que sea así, lo que yo quiero es que este tema se pueda
    hablar, que deje de estar debajo de la alfombra. Tenemos que sanar
    nuestras heridas hablando de lo que nos pasó. Pero no solamente por
    parte del pueblo armenio sino también por parte de los turcos, porque
    el hecho de negar el Genocidio Armenio es una manera de negar nuestra
    propia existencia y en el fondo también su propio dolor como seres
    humanos.

    -¿En qué la cambió a usted en lo personal filmar esta película?

    -Descubrí que todo mi trabajo anterior me estaba llevando hacia esta
    película. Me volví más humilde, admiro a estas mujeres y también me
    siento mal por no haber podido comprender a mi abuela. Ahora entiendo
    por qué era así con nosotras. A ella le robaron su alma. No pude
    abrazarla nunca, pero espero poder hacerlo con esta película. De hecho
    creo que si ella estuviera viva y pudiera ver el documental me daría
    un abrazo.



    Ficha

    Suzanne Khardalian es cineasta independiente, periodista y escritora.
    Nació en Beirut pero está radicada en Suecia. Estudió periodismo en
    Beirut y París, trabajó como periodista en París hasta 1985 cuando
    comenzó a realizar películas. Ha dirigido más de 20 películas que se
    han proyectado en Europa y Estados Unidos. Estuvo en Córdoba el 19 de
    mayo presentando el documental `Los Tatuajes de mi Abuela' en el
    auditorium de la Universidad Católica de Córdoba. El evento fue
    organizado por la Asociación Civil Armenia de Beneficencia (HOM).

    http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/mi-abuela-le-robaron-alma%E2%80%9D

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