DE ARMENIA A BOEDO CON LA CULTURA DEL TRABAJO AL HOMBRO
Nuevo Ciclo, Argentina
Martes 2 de julio de 2013
Harovtioun Kiolesserian es hijo de sobrevivientes del genocidio
armenio, vivio en Grecia y llego al barrio en los 50, donde se asento
con el oficio de cueros y zapatos. Su historia es parte del legado
cultural que caracteriza el sur boedense.
Al caminar la avenida Boedo y pasar bajo el techo de la Autopista 25
de Mayo uno queda frente al legado armenio en plena accion. Cuadras
y cuadras en bajada con negocios especializados en cueros, tintas,
suelas. La especializacion atrae a propios y ajenos del rubro.
A fines de abril, en particular en la víspera del 24, se podía ver
en las vidrieras de estos negocios pancartas con la bandera de Armenia.
Junto a las franjas rojas, azules y naranjas se acoplaba la consigna
de justicia y memoria por el genocidio armenio, que se evoca todos
los años en esta epoca con actos y marchas. Los vecinos del barrio
de descendencia evocaron a sus muertos en la cotidianeidad del trabajo.
En particular, al 1321 de Boedo esta Policuer, el negocio de
Harovtioun Kiolesserian. Suelas, cueros curtidos, tintas se reparten
en la vidriera y en el interior. El aroma es una constante y el tono
marron se impone como una las primeras sensaciones del lugar.
Al fondo, despues de pasar el mostrador, espera Harovtioun en su
escritorio. A su espalda, sobre la pared, un cuero pintado evoca un
gaucho de las pampas argentinas, quien es custodiado de un lado por la
estampa del patriarca de la iglesia armenia y al otro por una bandera
de su país. La mística del crisol de razas se manifiesta tambien en
los pequeños detalles.
Harovtioun se sento a hablar con Nuevo Ciclo en las vísperas del 98
aniversario del genocidio armenio, momento en la historia cuando
Turquía masacro millones de personas. De ese horror escaparon sus
padres: "Llegaron a Grecia, donde nací el 2 de abril de 1930. En ese
país rige la Ley de la sangre, por lo que mi nacionalidad es la de
mis progenitores".
Mañana zarpa un barco
La tierra helenica fue su horizonte hasta los veinte años de edad.
Entonces, el Río de la Plata se convirtio en su huevo hogar. Así las
comunidades armenias fueron dando en distintos puertos, en distintos
países para reinventarse tras el sufrimiento.
"Nos radicamos fines del 50 en Lanús Oeste. Trabajamos un tiempo de
obreros y luego fabricamos zapatos Luis XV, de buena calidad. Eramos
la familia nuestra mi padre, dos hermanas y dos hermanos. Los seis
trabajabamos de 6 de mañana a 11 de la noche. A fuerza de sacrificio
salimos adelante en el país", recuerda.
Luego, su vida se encamino hacia este barrio. "Estabamos vendiendo
tintas Duran (al igual que en el presente), firma que en sus almacenes
a fin de año se organizaban cenas de trabajadores. Entre copas y copas,
un señor dijo que vendía un local en Boedo. Mi hermano se ofrecio a
comprarlo. Sellaron el acuerdo en el momento", suma y sonríe.
Esa epoca de crecimiento laboral Harovtioun primero la padecio: "Me
quede con el doble trabajo en el local de Lanús". Aunque tambien fue el
inicio de una epoca que hasta el día de hoy disfruta: "En ese momento
me puse de novio con mi señora. Ella tambien nacio en Grecia, Atenas".
Así fue como, 47 años atras, se casaban un 23 de abril. Harovtioun
explica: "La ceremonia fue alegre, con familiares. Al día siguiente se
conmemoraba el día del genocidio. Elegimos esa semana porque despues
de pascua, los 40 días del carnaval hasta pascuas no hay casamientos
en la iglesia nuestra. Junto a nosotros se habían casado tambien
otras siete parejas".
Dar identidad a Boedo
El de Harovtioun y toda su familia es el testimonio de primera línea
de como haciendo valer su conocimiento y oficio, los armenios abrieron
persianas de a decenas en el barrio, en paralelo a otras zonas como
el Bajo Flores o Palermo, hoy sede de escuelas, teatros y templos.
"El armenio cuando esta fuera de su país siempre trata de tener un
trabajo propio que puedan trabajar adentro en casa: sastre, confeccion
de calzado, cueros. Cuando hay armonía en casa todo sale perfecto",
sostiene.
"La ventaja de Boedo cuando se amplía en el barrio hay almacenes de
suelas, esa zona se amplio con los años, esa es la ventaja. El barrio
con los almacenes es de competencia al haber muchos comercios. Ahí
tiene ventaja el fabricante cuando viene por calidad y precio",
destaca sobre la zona.
Así en el barrio como en el país, Harovtioun se ha sentido a gusto en
esta tierra. Es mas, en esta charla se muestra mas que satisfecho de
que Argentina -a traves de la Ley Nacional 26.199 de 2007- reconocio
el genocidio armenio al conmemorar todos los 24 de abril el "Día de
accion por la tolerancia y el respeto entre los pueblos".
"Gracias a esta epoca se hizo justicia con nuestro pueblo. Tambien es
de destacar como las nuevas generaciones se hacen eco de sus raíces y
mantienen vivas nuestras tradiciones, a fuerza de trabajo y tenacidad",
exclama el vecino de Boedo.
En este sentido, el Consejo Nacional Armenio de Sudamerica resalta
este aspecto de "educar en la memoria" para fortalecer "el respeto y
la defensa de los derechos humanos", materializado en la experiencia
de una diaspora que representa en el país a 135 mil ciudadanos.
A pesar de las amarguras y los momentos de injustica, Harovtioun sonríe
junto a Daniel y Zarina, sus hijos y vuelve a exclamar por esta vida:
"Mi nombre significa en armenio resucitar y mi apellido rosa de los
vientos, eso explica muchas cosas".
Juan Castro
http://www.nuevociclo.com/de_armenia_a_boedo_2013.htm
Nuevo Ciclo, Argentina
Martes 2 de julio de 2013
Harovtioun Kiolesserian es hijo de sobrevivientes del genocidio
armenio, vivio en Grecia y llego al barrio en los 50, donde se asento
con el oficio de cueros y zapatos. Su historia es parte del legado
cultural que caracteriza el sur boedense.
Al caminar la avenida Boedo y pasar bajo el techo de la Autopista 25
de Mayo uno queda frente al legado armenio en plena accion. Cuadras
y cuadras en bajada con negocios especializados en cueros, tintas,
suelas. La especializacion atrae a propios y ajenos del rubro.
A fines de abril, en particular en la víspera del 24, se podía ver
en las vidrieras de estos negocios pancartas con la bandera de Armenia.
Junto a las franjas rojas, azules y naranjas se acoplaba la consigna
de justicia y memoria por el genocidio armenio, que se evoca todos
los años en esta epoca con actos y marchas. Los vecinos del barrio
de descendencia evocaron a sus muertos en la cotidianeidad del trabajo.
En particular, al 1321 de Boedo esta Policuer, el negocio de
Harovtioun Kiolesserian. Suelas, cueros curtidos, tintas se reparten
en la vidriera y en el interior. El aroma es una constante y el tono
marron se impone como una las primeras sensaciones del lugar.
Al fondo, despues de pasar el mostrador, espera Harovtioun en su
escritorio. A su espalda, sobre la pared, un cuero pintado evoca un
gaucho de las pampas argentinas, quien es custodiado de un lado por la
estampa del patriarca de la iglesia armenia y al otro por una bandera
de su país. La mística del crisol de razas se manifiesta tambien en
los pequeños detalles.
Harovtioun se sento a hablar con Nuevo Ciclo en las vísperas del 98
aniversario del genocidio armenio, momento en la historia cuando
Turquía masacro millones de personas. De ese horror escaparon sus
padres: "Llegaron a Grecia, donde nací el 2 de abril de 1930. En ese
país rige la Ley de la sangre, por lo que mi nacionalidad es la de
mis progenitores".
Mañana zarpa un barco
La tierra helenica fue su horizonte hasta los veinte años de edad.
Entonces, el Río de la Plata se convirtio en su huevo hogar. Así las
comunidades armenias fueron dando en distintos puertos, en distintos
países para reinventarse tras el sufrimiento.
"Nos radicamos fines del 50 en Lanús Oeste. Trabajamos un tiempo de
obreros y luego fabricamos zapatos Luis XV, de buena calidad. Eramos
la familia nuestra mi padre, dos hermanas y dos hermanos. Los seis
trabajabamos de 6 de mañana a 11 de la noche. A fuerza de sacrificio
salimos adelante en el país", recuerda.
Luego, su vida se encamino hacia este barrio. "Estabamos vendiendo
tintas Duran (al igual que en el presente), firma que en sus almacenes
a fin de año se organizaban cenas de trabajadores. Entre copas y copas,
un señor dijo que vendía un local en Boedo. Mi hermano se ofrecio a
comprarlo. Sellaron el acuerdo en el momento", suma y sonríe.
Esa epoca de crecimiento laboral Harovtioun primero la padecio: "Me
quede con el doble trabajo en el local de Lanús". Aunque tambien fue el
inicio de una epoca que hasta el día de hoy disfruta: "En ese momento
me puse de novio con mi señora. Ella tambien nacio en Grecia, Atenas".
Así fue como, 47 años atras, se casaban un 23 de abril. Harovtioun
explica: "La ceremonia fue alegre, con familiares. Al día siguiente se
conmemoraba el día del genocidio. Elegimos esa semana porque despues
de pascua, los 40 días del carnaval hasta pascuas no hay casamientos
en la iglesia nuestra. Junto a nosotros se habían casado tambien
otras siete parejas".
Dar identidad a Boedo
El de Harovtioun y toda su familia es el testimonio de primera línea
de como haciendo valer su conocimiento y oficio, los armenios abrieron
persianas de a decenas en el barrio, en paralelo a otras zonas como
el Bajo Flores o Palermo, hoy sede de escuelas, teatros y templos.
"El armenio cuando esta fuera de su país siempre trata de tener un
trabajo propio que puedan trabajar adentro en casa: sastre, confeccion
de calzado, cueros. Cuando hay armonía en casa todo sale perfecto",
sostiene.
"La ventaja de Boedo cuando se amplía en el barrio hay almacenes de
suelas, esa zona se amplio con los años, esa es la ventaja. El barrio
con los almacenes es de competencia al haber muchos comercios. Ahí
tiene ventaja el fabricante cuando viene por calidad y precio",
destaca sobre la zona.
Así en el barrio como en el país, Harovtioun se ha sentido a gusto en
esta tierra. Es mas, en esta charla se muestra mas que satisfecho de
que Argentina -a traves de la Ley Nacional 26.199 de 2007- reconocio
el genocidio armenio al conmemorar todos los 24 de abril el "Día de
accion por la tolerancia y el respeto entre los pueblos".
"Gracias a esta epoca se hizo justicia con nuestro pueblo. Tambien es
de destacar como las nuevas generaciones se hacen eco de sus raíces y
mantienen vivas nuestras tradiciones, a fuerza de trabajo y tenacidad",
exclama el vecino de Boedo.
En este sentido, el Consejo Nacional Armenio de Sudamerica resalta
este aspecto de "educar en la memoria" para fortalecer "el respeto y
la defensa de los derechos humanos", materializado en la experiencia
de una diaspora que representa en el país a 135 mil ciudadanos.
A pesar de las amarguras y los momentos de injustica, Harovtioun sonríe
junto a Daniel y Zarina, sus hijos y vuelve a exclamar por esta vida:
"Mi nombre significa en armenio resucitar y mi apellido rosa de los
vientos, eso explica muchas cosas".
Juan Castro
http://www.nuevociclo.com/de_armenia_a_boedo_2013.htm