El Diario de Coahuila, Mexico
18 mayo 2013
¿Por qué ocultar el genocidio armenio?
ORLANDO NAÚN RODRÍGUEZ REYES
sábado, 18 de mayo de 2013
El mes pasado Armenia y Turquía reanudaron sus relaciones diplomáticas
luego de un siglo de hostilidades. Sin embargo, se cree que la firma
de un tratado podría poner en duda la veracidad del genocidio armenio
perpetrado por los turcos en la Primera Guerra Mundial donde murieron
un millón y medio de personas. "¿Qué pensaría el mundo si Alemania aún
no hubiese reconocido el Holocausto realizado durante el gobierno nazi
y estuviese a punto de firmar un tratado con Israel en el cual se
decidiera analizar su existencia?", se pregunta el autor de esta nota.
A Eduard Nalbandian, el canciller armenio, no le convencía el discurso
que su par turco, Ahmet Davutoglu, había previsto leer luego de la
firma de los protocolos. Al parecer, le pidió que borrara uno de los
párrafos, pero Davutoglu se negó. La secretaria de estado
norteamericana Hillary Clinton, que recién había abandonado el hotel
donde se hospedaba Nalbandian, al enterarse de lo que estaba
sucediendo dio media vuelta. Entre conversaciones telefónicas con
Davutoglu y negociaciones con el canciller armenio, finalmente logró
ponerlos de acuerdo en que se cancelaran ambos discursos. El acto duró
los ocho minutos necesarios para firmar los protocolos, darse la mano
y partir cada uno por su lado.
De esa forma, el pasado 10 de octubre Armenia y Turquía reanudaron sus
relaciones diplomáticas después de 16 años de incomunicación. Muchos
tomaron el hecho como algo positivo. Pero lo cierto es que ninguno de
los dos países recibió la noticia con demasiado entusiasmo.
Son principalmente dos los puntos de los textos firmados que generan
discordia. El primero es el acuerdo de establecer una comisión mixta
de historiadores para "implementar un diálogo sobre aspectos
históricos". Es decir, para investigar si realmente existió un
genocidio armenio perpetrado por el Imperio Otomano a principios del
siglo XX. A pesar de que el presidente armenio Serge Sarkissian
aseguró que "tener relaciones con Turquía no debe de ninguna manera
generar una duda sobre la realidad del hecho", la comisión mixta se
transforma entonces no sólo en una ofensa para el pueblo armenio y su
diáspora, que manifiestan abiertamente su desacuerdo con los
protocolos, sino también para los organismos internacionales y los
Estados que ya lo han reconocido.
Para ponerlo en otras palabras: ¿Qué pensaría el mundo si Alemania aún
no hubiese aceptado el Holocausto realizado durante el gobierno nazi y
estuviese a punto de firmar un tratado con Israel en el cual se
decidiera analizar su existencia?. Sería una aberración. Las quejas no
tardarían en llegar. De igual manera debería reaccionar el derecho
internacional ante los protocolos.
Históricamente esa negación no hizo otra cosa que allanar el camino de
la impunidad. "¿Acaso alguien recuerda hoy el genocidio armenio?",
dicen que preguntó Hitler a sus ministros para convencerlos de que un
exterminio masivo podría llevarse a cabo sin costos políticos.
Aún tratando de ser comprensivos, cómo podría tomarse seriamente la
propuesta turca cuando continúa en vigencia el artículo 301 de su
código penal, que sanciona con la cárcel "a cualquiera que humille
abiertamente al gobierno, los órganos de justicia del Estado o las
estructuras militares". En otras palabras, a cualquiera que se exprese
públicamente a favor del reconocimiento del genocidio armenio, como
sucedió con el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk o el periodista
turco Hrant Dink, asesinado a tiros a principios de 2007 por un joven
nacionalista, que todavía hoy, después de haber confesado la autoría
del crimen, sigue sin condena.
El segundo punto polémico de los protocolos es el relacionado con el
"reconocimiento mutuo de las fronteras existentes entre los dos
países". En los hechos, no es más que la renuncia de Ereván a
recuperar sus territorios históricos y la aceptación formal de las
fronteras del Tratado de Kars (1921), en el cual se definieron los
límites orientales de Turquía sin la participación de Armenia como
sujeto de derecho internacional, sino como parte integrante de la
Unión Soviética.
Existe además otro riesgo territorial para Armenia, que no está
escrito en los textos firmados pero es abiertamente declarado por las
autoridades turcas: la retirada de las tropas armenias de Nagorno
Karabagh. Fue justamente por este territorio que Turquía decidió
cerrar unilateralmente sus fronteras en 1993, luego de una guerra de
seis años entre Armenia y Azerbaiyán, que terminó con la independencia
- aún no reconocida internacionalmente - de esta región habitada por
armenios pero ubicada en territorio azerí.
A principios de septiembre, el premier turco Recep Tayyip Erdogan ya
había declarado que "la frontera entre Turquía y Armenia será abierta
sólo después de la liberación total de los territorios azerbaiyanos
ocupados". Fue aún más explicito en una entrevista realizada por la
agencia azerí Trend: "Podemos acelerar el proceso de adopción del
acuerdo, pero eso dependerá de la resolución del conflicto de
Karabagh", aseguró. Los parlamentarios turcos oficialistas también
emitieron declaraciones en el mismo sentido e hicieron saber que la
aprobación de la apertura será complicada sin que antes haya progresos
en el tema.
Gracias a Opinión Sur Joven.
http://www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2013/5/18/por-ocultar-genocidio-armenio-364284.asp
From: A. Papazian
18 mayo 2013
¿Por qué ocultar el genocidio armenio?
ORLANDO NAÚN RODRÍGUEZ REYES
sábado, 18 de mayo de 2013
El mes pasado Armenia y Turquía reanudaron sus relaciones diplomáticas
luego de un siglo de hostilidades. Sin embargo, se cree que la firma
de un tratado podría poner en duda la veracidad del genocidio armenio
perpetrado por los turcos en la Primera Guerra Mundial donde murieron
un millón y medio de personas. "¿Qué pensaría el mundo si Alemania aún
no hubiese reconocido el Holocausto realizado durante el gobierno nazi
y estuviese a punto de firmar un tratado con Israel en el cual se
decidiera analizar su existencia?", se pregunta el autor de esta nota.
A Eduard Nalbandian, el canciller armenio, no le convencía el discurso
que su par turco, Ahmet Davutoglu, había previsto leer luego de la
firma de los protocolos. Al parecer, le pidió que borrara uno de los
párrafos, pero Davutoglu se negó. La secretaria de estado
norteamericana Hillary Clinton, que recién había abandonado el hotel
donde se hospedaba Nalbandian, al enterarse de lo que estaba
sucediendo dio media vuelta. Entre conversaciones telefónicas con
Davutoglu y negociaciones con el canciller armenio, finalmente logró
ponerlos de acuerdo en que se cancelaran ambos discursos. El acto duró
los ocho minutos necesarios para firmar los protocolos, darse la mano
y partir cada uno por su lado.
De esa forma, el pasado 10 de octubre Armenia y Turquía reanudaron sus
relaciones diplomáticas después de 16 años de incomunicación. Muchos
tomaron el hecho como algo positivo. Pero lo cierto es que ninguno de
los dos países recibió la noticia con demasiado entusiasmo.
Son principalmente dos los puntos de los textos firmados que generan
discordia. El primero es el acuerdo de establecer una comisión mixta
de historiadores para "implementar un diálogo sobre aspectos
históricos". Es decir, para investigar si realmente existió un
genocidio armenio perpetrado por el Imperio Otomano a principios del
siglo XX. A pesar de que el presidente armenio Serge Sarkissian
aseguró que "tener relaciones con Turquía no debe de ninguna manera
generar una duda sobre la realidad del hecho", la comisión mixta se
transforma entonces no sólo en una ofensa para el pueblo armenio y su
diáspora, que manifiestan abiertamente su desacuerdo con los
protocolos, sino también para los organismos internacionales y los
Estados que ya lo han reconocido.
Para ponerlo en otras palabras: ¿Qué pensaría el mundo si Alemania aún
no hubiese aceptado el Holocausto realizado durante el gobierno nazi y
estuviese a punto de firmar un tratado con Israel en el cual se
decidiera analizar su existencia?. Sería una aberración. Las quejas no
tardarían en llegar. De igual manera debería reaccionar el derecho
internacional ante los protocolos.
Históricamente esa negación no hizo otra cosa que allanar el camino de
la impunidad. "¿Acaso alguien recuerda hoy el genocidio armenio?",
dicen que preguntó Hitler a sus ministros para convencerlos de que un
exterminio masivo podría llevarse a cabo sin costos políticos.
Aún tratando de ser comprensivos, cómo podría tomarse seriamente la
propuesta turca cuando continúa en vigencia el artículo 301 de su
código penal, que sanciona con la cárcel "a cualquiera que humille
abiertamente al gobierno, los órganos de justicia del Estado o las
estructuras militares". En otras palabras, a cualquiera que se exprese
públicamente a favor del reconocimiento del genocidio armenio, como
sucedió con el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk o el periodista
turco Hrant Dink, asesinado a tiros a principios de 2007 por un joven
nacionalista, que todavía hoy, después de haber confesado la autoría
del crimen, sigue sin condena.
El segundo punto polémico de los protocolos es el relacionado con el
"reconocimiento mutuo de las fronteras existentes entre los dos
países". En los hechos, no es más que la renuncia de Ereván a
recuperar sus territorios históricos y la aceptación formal de las
fronteras del Tratado de Kars (1921), en el cual se definieron los
límites orientales de Turquía sin la participación de Armenia como
sujeto de derecho internacional, sino como parte integrante de la
Unión Soviética.
Existe además otro riesgo territorial para Armenia, que no está
escrito en los textos firmados pero es abiertamente declarado por las
autoridades turcas: la retirada de las tropas armenias de Nagorno
Karabagh. Fue justamente por este territorio que Turquía decidió
cerrar unilateralmente sus fronteras en 1993, luego de una guerra de
seis años entre Armenia y Azerbaiyán, que terminó con la independencia
- aún no reconocida internacionalmente - de esta región habitada por
armenios pero ubicada en territorio azerí.
A principios de septiembre, el premier turco Recep Tayyip Erdogan ya
había declarado que "la frontera entre Turquía y Armenia será abierta
sólo después de la liberación total de los territorios azerbaiyanos
ocupados". Fue aún más explicito en una entrevista realizada por la
agencia azerí Trend: "Podemos acelerar el proceso de adopción del
acuerdo, pero eso dependerá de la resolución del conflicto de
Karabagh", aseguró. Los parlamentarios turcos oficialistas también
emitieron declaraciones en el mismo sentido e hicieron saber que la
aprobación de la apertura será complicada sin que antes haya progresos
en el tema.
Gracias a Opinión Sur Joven.
http://www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2013/5/18/por-ocultar-genocidio-armenio-364284.asp
From: A. Papazian