Intereconomía, España.
2 sept 2013
'No podemos dejar de hacer arte y llorar por los recortes'
CAROLINA ISASI
Ara Malikian ha viajado por todo el mundo con su violín y ha decidido
quedarse en nuestro país. Para este músico armenio el escenario es su
adicción.
Es uno de los mejores violinistas del mundo, armenio-libanés afincado
en España, es ante todo un hombre de mundo y su bandera es la música.
Considerado un revolucionario en su campo él, sin embargo, piensa que
`tan sólo' es el violinista de su violín, un intermediario.
-¿Cómo fueron sus comienzos?
El amor por el violín viene de mi padre. Di mi primer concierto a los
doce años y desde entonces la música es mi vida.
-Utiliza el humor. Tal vez haya personas que no casen muy bien humor/música.
¿Por qué no? Todo se puede tratar con humor. Yo mismo intento no
tomarme demasiado en serio,no es bueno. Creo que en estos tiempos hay
que conseguir que la gente olvide sus penas aunque sólo sea un rato.
Por eso creé junto a Thomas Potiron, Eduardo Ortega y Gartxot, el
cuarteto de cuerda Pagagnini, con el que hacemos una revisión en clave
de humor de la música clásica como Sarasate, Mozart, Gainsbourg...
-¿Qué hace un libanés de antepasados armenios en Madrid?
Nací en Beirut, la capital del Líbano, aunque en realidad dejé mi
ciudad hace veinte años y luego he vivido un poco en todos los lados.
Conocí España y me quedé. Supongo que como justo antes había vivido en
Londres, cuando llegué aquí tuve la sensación de que era un país que
compartía una sensibilidad más próxima a la mía, la mediterránea.
-Regresa mucho al Líbano o a Armenia?
La situación en el Líbano es complicada y viajo mucho por trabajo. Si
te soy sincero, no me siento ni del Líbano ni Armenio. Puede sonar a
tópico pero me siento un ciudadano del mundo. De todas formas, regreso
cada tres o cuatro años. Hay mucho de estos países en mi música pero
creo que también la hay de otros muchos. Eso es lo bueno de viajar.
-¿Y qué hace para desconectar?
Viajo tanto que recargo las pilas en el sofá de mi casa.
-¿Y cómo ve la tradición musical en España?
En España hay mucha tradición, afición y amor a la música. No hay nada
que envidiar de otros países. Aquí se puede crear y hacer música muy a
gusto.
-Se le ve disfrutar mucho en el escenario,casi como si estuviera jugando...
Siempre la música tiene que parecer un juego. De hecho, es un juego.
Me gusta estar en el escenario. Es una adicción sana, pero una
adicción. Quemo mi adrenalina en el escenario.
-¿Necesita buscar ratos de silencio después de tanta música?
¡No te creas! ¡No lo necesito tanto como se supondría! Aunque es
cierto que el silencio es parte de la música.
-¿Con qué proyecto está más ilusionado en estos momentos?
Tengo mucha ilusión por un concierto homenaje que haré en 2015 por el
centenario del genocidio armenio.
-¿Conserva algún violín al que le tenga un cariño especial?
¡Sí! Conservo un violín veneciano del siglo XVIII. Pero soy de los que
piensa que no soy su dueño, lo tengo prestado. Otras personas lo
tocaron antes y otras lo tocarán después de mí.
-¿Influyó mucho su padre en su decisión de ser violinista?
Crecí con un padre bastante estricto con el violín que hubiera querido
ser violinista clásico, pero que se ganaba la vida tocando música
árabe. A los tres años tenía un violín y jugaba con él, a los cinco ya
tocaba algo, a los ocho años lo hacía `más en serio'. Con catorce años
el director de orquesta Hans Herbert-Jöris me escuchó y me consiguió
una beca del gobierno alemán para estudiar pero la música para mí es
un poquito de talento y mucha personalidad.
-¿Cómo ve la situación de la cultura en España?
La situación es difícil y lo primero donde salpica y se recorta es en
cultura. Un error pero no puede afectarnos a la hora de crear. No
podemos dejar de hacer arte y llorar.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/cultura/no-podemos-arte-y-llorar-por-los-recortes-20130902
2 sept 2013
'No podemos dejar de hacer arte y llorar por los recortes'
CAROLINA ISASI
Ara Malikian ha viajado por todo el mundo con su violín y ha decidido
quedarse en nuestro país. Para este músico armenio el escenario es su
adicción.
Es uno de los mejores violinistas del mundo, armenio-libanés afincado
en España, es ante todo un hombre de mundo y su bandera es la música.
Considerado un revolucionario en su campo él, sin embargo, piensa que
`tan sólo' es el violinista de su violín, un intermediario.
-¿Cómo fueron sus comienzos?
El amor por el violín viene de mi padre. Di mi primer concierto a los
doce años y desde entonces la música es mi vida.
-Utiliza el humor. Tal vez haya personas que no casen muy bien humor/música.
¿Por qué no? Todo se puede tratar con humor. Yo mismo intento no
tomarme demasiado en serio,no es bueno. Creo que en estos tiempos hay
que conseguir que la gente olvide sus penas aunque sólo sea un rato.
Por eso creé junto a Thomas Potiron, Eduardo Ortega y Gartxot, el
cuarteto de cuerda Pagagnini, con el que hacemos una revisión en clave
de humor de la música clásica como Sarasate, Mozart, Gainsbourg...
-¿Qué hace un libanés de antepasados armenios en Madrid?
Nací en Beirut, la capital del Líbano, aunque en realidad dejé mi
ciudad hace veinte años y luego he vivido un poco en todos los lados.
Conocí España y me quedé. Supongo que como justo antes había vivido en
Londres, cuando llegué aquí tuve la sensación de que era un país que
compartía una sensibilidad más próxima a la mía, la mediterránea.
-Regresa mucho al Líbano o a Armenia?
La situación en el Líbano es complicada y viajo mucho por trabajo. Si
te soy sincero, no me siento ni del Líbano ni Armenio. Puede sonar a
tópico pero me siento un ciudadano del mundo. De todas formas, regreso
cada tres o cuatro años. Hay mucho de estos países en mi música pero
creo que también la hay de otros muchos. Eso es lo bueno de viajar.
-¿Y qué hace para desconectar?
Viajo tanto que recargo las pilas en el sofá de mi casa.
-¿Y cómo ve la tradición musical en España?
En España hay mucha tradición, afición y amor a la música. No hay nada
que envidiar de otros países. Aquí se puede crear y hacer música muy a
gusto.
-Se le ve disfrutar mucho en el escenario,casi como si estuviera jugando...
Siempre la música tiene que parecer un juego. De hecho, es un juego.
Me gusta estar en el escenario. Es una adicción sana, pero una
adicción. Quemo mi adrenalina en el escenario.
-¿Necesita buscar ratos de silencio después de tanta música?
¡No te creas! ¡No lo necesito tanto como se supondría! Aunque es
cierto que el silencio es parte de la música.
-¿Con qué proyecto está más ilusionado en estos momentos?
Tengo mucha ilusión por un concierto homenaje que haré en 2015 por el
centenario del genocidio armenio.
-¿Conserva algún violín al que le tenga un cariño especial?
¡Sí! Conservo un violín veneciano del siglo XVIII. Pero soy de los que
piensa que no soy su dueño, lo tengo prestado. Otras personas lo
tocaron antes y otras lo tocarán después de mí.
-¿Influyó mucho su padre en su decisión de ser violinista?
Crecí con un padre bastante estricto con el violín que hubiera querido
ser violinista clásico, pero que se ganaba la vida tocando música
árabe. A los tres años tenía un violín y jugaba con él, a los cinco ya
tocaba algo, a los ocho años lo hacía `más en serio'. Con catorce años
el director de orquesta Hans Herbert-Jöris me escuchó y me consiguió
una beca del gobierno alemán para estudiar pero la música para mí es
un poquito de talento y mucha personalidad.
-¿Cómo ve la situación de la cultura en España?
La situación es difícil y lo primero donde salpica y se recorta es en
cultura. Un error pero no puede afectarnos a la hora de crear. No
podemos dejar de hacer arte y llorar.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/cultura/no-podemos-arte-y-llorar-por-los-recortes-20130902