El Litoral.com, Argentina
26 abril 2014
Un nuevo aniversario del genocidio armenio
Por parte de Turquía y de la comunidad internacional no hay una
respuesta contundente para condenar el exterminio de un millón de
personas.
e cumplen noventa y nueve años del genocidio armenio y Turquía hasta
el momento no ha dicho una palabra relevante sobre el tema y, no
conforme con ello, amenaza con sanciones o ruptura de relaciones a los
países que se animen a condenar a una de las masacres colectivas del
siglo XX, siglo que a decir verdad, fue muy generoso en masacres y
exterminios de inocentes.
En estos días el primer ministro Recep Tayyip Erdogan calificó como
inhumanas las muertes masivas y expresó públicamente sus condolencias
a los descendientes de las víctimas y habló de un dolor compartido.
Aunque negó la responsabilidad de los llamados "jóvenes turcos", y se
refirió a ellos como la camada de oficiales e intelectuales que se
propusieron modernizar al país. ¿Un primer paso? Es probable, pero muy
pequeño el reconocimiento, casi insignificante atendiendo la magnitud
de la tragedia.
Al respecto, los estudios históricos, los testimonios personales, las
denuncias de la propia comunidad armenia en el mundo, han permitido
conocer en detalle cómo más de un millón y medio de personas fue
asesinado sin piedad por el exclusivo hecho de pertenecer a una
nación. En efecto, a la hora de aniquilar, el régimen turco no se
preocupó en diferenciar niños de ancianos, hombres de mujeres. Bastaba
ser armenio para morir.
Sobre esta masacre sistemática, acerca de estas decisiones políticas
de exterminio, no hay autocrítica hasta la fecha, ni asignación de
responsabilidades históricas y, por supuesto, tampoco hay reparación
moral y material a los descendientes de aquellas víctimas. El tema
debe resultarle complicado o conflictivo al gobierno turco -al actual
y a los anteriores- porque por no asumir un crimen de hace un siglo no
puede ingresar a la Unión Europea con todos los beneficios económicos
y financieros que ello le ocasionaría.
¿Alguien se imagina qué sería de Alemania en la actualidad si el
canciller Adenauer no hubiera tomado la decisión de condenar el
Holocausto perpetrado por los nazis? Sin esa autocrítica, pedido de
disculpas e indemnización a las víctimas, ¿podría hoy Alemania ser la
potencia más influyente de Europa? ¿Por qué entonces Turquía no se
hace cargo de una realidad que los historiadores ya han probado hasta
en los detalles? Imposible saberlo.
Queda pendiente, de todos modos, una reflexión acerca de los crímenes
que se pueden cometer en nombre del nacionalismo, la pureza étnica y
el fanatismo religioso. No deja de ser una cruel paradoja que el
movimiento político que en su momento se propuso refundar a Turquía en
términos modernos, laicos e incluso democráticos, haya sido al mismo
tiempo el responsable de una masacre que se prolongó por lo menos
durante diez años.
Después de ello, el silencio. O las excusas increíbles. El argumento
más difundido para justificar lo injustificable es que los armenios
conspiraban contra la integridad territorial del país, además de
colaborar con sus enemigos históricos. Ninguna de esas imputaciones
pudieron probarse, pero lo que queda fuera de duda es que el genocidio
se cometió.
En la actualidad, sólo un puñado de países critica públicamente lo
sucedido. Entre esos países se encuentra la Argentina, lo cual nos
honra. Sería deseable que ese ejemplo sea asumido por otras naciones,
sin ceder a las presiones de la diplomacia turca. Se trata de reparar
una masacre del pasado, pero también de atestiguar hacia el futuro que
el genocidio es un crimen contra la humanidad y como tal debe ser
sancionado.
El genocidio es un crimen contra la humanidad y como tal debe ser sancionado
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2014/04/26/opinion/OPIN-01.html
26 abril 2014
Un nuevo aniversario del genocidio armenio
Por parte de Turquía y de la comunidad internacional no hay una
respuesta contundente para condenar el exterminio de un millón de
personas.
e cumplen noventa y nueve años del genocidio armenio y Turquía hasta
el momento no ha dicho una palabra relevante sobre el tema y, no
conforme con ello, amenaza con sanciones o ruptura de relaciones a los
países que se animen a condenar a una de las masacres colectivas del
siglo XX, siglo que a decir verdad, fue muy generoso en masacres y
exterminios de inocentes.
En estos días el primer ministro Recep Tayyip Erdogan calificó como
inhumanas las muertes masivas y expresó públicamente sus condolencias
a los descendientes de las víctimas y habló de un dolor compartido.
Aunque negó la responsabilidad de los llamados "jóvenes turcos", y se
refirió a ellos como la camada de oficiales e intelectuales que se
propusieron modernizar al país. ¿Un primer paso? Es probable, pero muy
pequeño el reconocimiento, casi insignificante atendiendo la magnitud
de la tragedia.
Al respecto, los estudios históricos, los testimonios personales, las
denuncias de la propia comunidad armenia en el mundo, han permitido
conocer en detalle cómo más de un millón y medio de personas fue
asesinado sin piedad por el exclusivo hecho de pertenecer a una
nación. En efecto, a la hora de aniquilar, el régimen turco no se
preocupó en diferenciar niños de ancianos, hombres de mujeres. Bastaba
ser armenio para morir.
Sobre esta masacre sistemática, acerca de estas decisiones políticas
de exterminio, no hay autocrítica hasta la fecha, ni asignación de
responsabilidades históricas y, por supuesto, tampoco hay reparación
moral y material a los descendientes de aquellas víctimas. El tema
debe resultarle complicado o conflictivo al gobierno turco -al actual
y a los anteriores- porque por no asumir un crimen de hace un siglo no
puede ingresar a la Unión Europea con todos los beneficios económicos
y financieros que ello le ocasionaría.
¿Alguien se imagina qué sería de Alemania en la actualidad si el
canciller Adenauer no hubiera tomado la decisión de condenar el
Holocausto perpetrado por los nazis? Sin esa autocrítica, pedido de
disculpas e indemnización a las víctimas, ¿podría hoy Alemania ser la
potencia más influyente de Europa? ¿Por qué entonces Turquía no se
hace cargo de una realidad que los historiadores ya han probado hasta
en los detalles? Imposible saberlo.
Queda pendiente, de todos modos, una reflexión acerca de los crímenes
que se pueden cometer en nombre del nacionalismo, la pureza étnica y
el fanatismo religioso. No deja de ser una cruel paradoja que el
movimiento político que en su momento se propuso refundar a Turquía en
términos modernos, laicos e incluso democráticos, haya sido al mismo
tiempo el responsable de una masacre que se prolongó por lo menos
durante diez años.
Después de ello, el silencio. O las excusas increíbles. El argumento
más difundido para justificar lo injustificable es que los armenios
conspiraban contra la integridad territorial del país, además de
colaborar con sus enemigos históricos. Ninguna de esas imputaciones
pudieron probarse, pero lo que queda fuera de duda es que el genocidio
se cometió.
En la actualidad, sólo un puñado de países critica públicamente lo
sucedido. Entre esos países se encuentra la Argentina, lo cual nos
honra. Sería deseable que ese ejemplo sea asumido por otras naciones,
sin ceder a las presiones de la diplomacia turca. Se trata de reparar
una masacre del pasado, pero también de atestiguar hacia el futuro que
el genocidio es un crimen contra la humanidad y como tal debe ser
sancionado.
El genocidio es un crimen contra la humanidad y como tal debe ser sancionado
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2014/04/26/opinion/OPIN-01.html